Mérida deslumbra al viajero desde su estratégica ubicación en pleno eje de la Vía de la Plata y seduce a quienes la visitan con el incomparable decorado que dibujan las ruinas romanas, un histórico tesoro heredado de la rica ciudad amurallada en la que se levantaron foros, templos, termas y otras construcciones monumentales que hacen de la visita un regalo para los sentidos. En el año 1993, el Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO incorporó a la lista del patrimonio mundial el conjunto arqueológico de Mérida.
De la antigua colonia romana se conservan vestigios de su cuidado urbanismo: calzadas y calles, cloacas, diques, necrópolis, presas y puentes que enriquecen el Museo Nacional de Arte Romano, un edificio de nueva planta diseñado por el arquitecto Rafael Moneo que alberga más de 36.000 piezas que muestran el esplendoroso pasado de Emérita Augusta.
Su glorioso legado se experimenta al adentrarse en el Teatro Romano, obra faraónica que tuvo capacidad para acoger a unos 6.000 espectadores y que hoy es el escenario en el que cada verano se desarrolla el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. En sus inmediaciones, se erigió en el siglo VIII antes de Cristo, el Anfiteatro Romano en el que aún se evocan los juegos de los gladiadores y la lucha entre animales salvajes en un marco gigantesco que tuvo capacidad para más de 15.000 espectadores.
La antigua Augusta Emérita evoca el pasado del emperador Octavio Augusto y de las legiones V Alaude y X Gemina, tiempos gloriosos del Imperio Romano que hoy se palpan en el majestuoso patrimonio de esta ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad.
El acueducto de Los Milagros, el Circo Romano, el Templo de Diana, la Alcazaba Árabe, el Puente Romano, la Casa del Mitreo y el Arco de Trajano forman un conjunto de edificaciones que nos permiten realizar un viaje a la Mérida romana, visigoda y árabe.
Hay tanto que contemplar que el viajero está obligado a planificar su viaje incluyendo otros elementos patrimoniales dignos de visitar, como la Basílica de Santa Eulalia, patrona de la ciudad, y “El Hornito”, oratorio dedicado a la Virgen.
La Plaza de España, el Puente Lusitania y el Palacio de Congresos y Exposiciones muestran la otra cara de la ciudad, la de una Mérida moderna y contemporánea, capital política, administrativa y cultural de Extremadura que apetece conocer en cualquier época del año. Con la llegada del estío, la experiencia Emérita Lúdica brinda al viajero la oportunidad de ser testigos, actores o figurantes de escenas cotidianas de la cultura romana que se desarrollan en el conjunto arqueológico monumental más completo y mejor conservado de Hispania. Luchas de gladiadores, ritos en el Templo de Diana o legionarios entrando por el puente son escenas que el viajero siempre conservará como parte de esta experiencia única.
La Semana Santa de Mérida, declarada de Interés Turístico Internacional y concebida en un marco monumental, moviliza a hermandades y cofradías que salen en procesión con algunos de los mejores escenarios que una celebración religiosa puede tener: el Arco de Trajano, el Templo de Diana o el Puente Romano. Y unas semanas después, este magnífico enclave se convierte en el plató cinematográfico en el que vivir y disfrutar del Carnaval Romano de Mérida, cuyo origen se remonta a las fiestas paganas que se realizaban en honor al Dios Baco o al Buey Apis.
Destino gastronómico por excelencia, Mérida también rinde tributo al Dios del vino con atractivos restaurantes, gastro-bares y vinotecas que muestran la riqueza culinaria de la que ha sido Capital Iberoamericana de la Cultura Gastronómica. La riqueza de las Vegas del Guadiana y de la dehesa extremeña se unen en la capital extremeña, que ofrece recetas tan exquisitas como los apetecibles cojondongos y zorongollos.
Gazpachos, embutidos y carnes del cerdo ibérico, quesos de cabra y oveja colorean una oferta en la que no faltan los ricos vinos de Ribera del Guadiana. Así se llega al solsticio de verano y Mérida acoge “Gastrosensaciones”, un universo de sabores, texturas y sensaciones para deleitar a los viajeros que han tenido la fortuna de elegir esta ciudad para pasar unos días de ocio que no olvidarán mientras vivan.
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