Extremadura cuenta con más de 1.500 kilómetros de costa interior, la mayor en Europa occidental. Es la tierra del agua, con una naturaleza desbordante que se convierte en un placer para los sentidos.
Viajar a Extremadura es como retroceder en el tiempo cuando viajamos a Cáceres, Mérida o Guadalupe, que cuentan con la declaración de Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Frente a la inmediatez, las prisas y el estrés, en Extremadura se apuesta por la vida en calma que nos ofrece la mayor parte de la región. Se da valor a los pequeños comercios, a los productos autóctonos, a la buena conversación y a largas sobremesas.
El incremento de viajeros en la región es el reflejo de una oferta diversificada y de alta calidad que invita a disfrutar del entorno sin prisas, disfrutando cada segundo de la naturaleza el patrimonio único y la cercanía de sus gentes.
Testigo del paso de numerosas culturas, es también un referente para peregrinos que llegan desde Cáceres en ruta hacia Santiago y hacen parada y fonda en uno de los lugares destacados del Camino de Santiago. La cultura pastoril y trashumante acompaña al viajero que encuentra en el Museo del Queso Torta del Casar un espacio para descubrir la historia y el proceso de elaboración de tan exquisito producto, seña de identidad y reflejo del buen hacer de la tradición ganadera de sus gentes y cuyo origen se remonta a épocas feudales y al Privilegio Real otorgado por Sancho IV. Ubicado en una casa típica, el centro museístico guarda la sabiduría y el secreto del proceso de elaboración de la afamada Torta del Casar mostrando con detalle el modo de vida de las familias dedicadas desde antaño a su producción artesanal. La arquitectura popular ha sabido conservar toda su esencia en el trazado callejero de Casar de Cáceres, adornado con calles salpicadas de sencillas fachadas, casas encaladas decoradas con granito en puertas y ventanas, y arcos como los que encontramos en la Plaza de España, bajo el albergue de peregrinos y frente al ayuntamiento. Los cinco pasadizos del municipio, ubicados en las intersecciones entre calles y travesías, son un elemento arquitectónico relevante del urbanismo local que, en contraste con la arquitectura tradicional casareña, y en perfecta armonía con ella, ha dado paso a edificios de inspiración modernista.
Durante estos días se llevarán a cabo una serie de eventos relacionados con la cultura del olivar tradicional y el aceite de oliva como elemento diferenciador de la cultura de esta comarca.
La medida ha sido objeto de diversas críticas por parte del sector turístico, que denuncia una carga administrativa excesiva y una posible vulneración de la privacidad de los clientes.